La economía social de mercado en la encíclicia “Caridad en la verdad”

30 de setembre de 2009

publicat per Redaccio

Introducción

En la nueva Encíclica “Caridad en la verdad“, la Economía Social de Mercado (ESM) está presente aunque como ocurrió también en la Centesimus Annus (CA) no se menciona con estos términos, lo cual no deja de ser extraño en un Papa familiarizado con la cultura alemana.

No se dan argumentos para recomendar la implantación de esta forma de organización económica porque, quizás con excesivo optimismo, se da por supuesto que es ya una realidad en las economías desarrolladas. Supuesto que sin duda contrasta con el esfuerzo de algunos políticos e intelecturales de la Democracia Cristiana alemana por proponer este modelo como alternativa al cambio sistémico que ha provocado la crisis financiera internacional.

La Encíclica más bien hace caer en la cuenta de los riesgos que puede provocar una absolutización de los mecanismos que caracterizan el funcionamiento de la ESM y propone aspectos con los que se podría enriquecer el modelo, dándole una dimensión transcendente y haciéndolo más eficaz en un mundo globalizado.

En mis comentarios, que se van a referir particularmente al capítulo 3, que es el que hace una referencia más directa a la economía en su título “Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil”, voy a intentar exponer los contenidos que permiten afirmar que se da por supuesto el modelo de la ESM, para después analizar con sentido crítico las aportaciones con las que se pretendería enriquecerlo y actualizarlo en el contexto actual de la globalización. Mis reflexiones parten  del punto de vista de un economista que valora y respeta la Doctrina Social de la Iglesia y conoce los planteamientos de algunos expertos que sintonizan con la misma ideología.

Los elementos específicos de la ESM.

En los nueve párrafos en que se desarrolla este capítulo, hay dos: el siete y el ocho (40 y 41 del texto), con importantes reflexiones sobre la Empresa y los tendremos presentes en cuanto puedan ser aportaciones para mejorar el modelo macroeconómico, que es el centro de nuestro análisis.

En el párrafo primero del capítulo (34 del texto) se expone la doctrina teológica que va a transcender el resto de los temas tratados en los párrafos restantes. Brevemente se puede resumir en la afirmación de que la “gratuidad” es la dimensión transcendente del ser humano y por eso debe estar presente en toda su actividad.

En los siguientes párrafos se habla del Mercado (en el segundo, o sea el 35), del Estado (tercero, 36) y de la Sociedad civil (quinto,38), se analizan las limitaciones del binomio Mercado-Estado (sexto,39), se expone el significado de la globalización y los criterios con que se puede encauzar por el bien de todos (párrafo cuarto, 37).

Con respecto al Mercado la Encíclica advierte que la gestión económica (producir e intercambiar bienes con el principio de la justicia conmutativa) no se puede separar de la acción política (justicia distributiva) para conseguir la cohesión social que hace viable el funcionamiento del Mercado. Tenemos, por tanto,  los dos elementos específicos que definen la ESM, que se repiten además con la explicación de los principios de subsidiariedad y solidaridad en los párrafos 57 y 58 del capítulo 5. Al tratar del Mercado se echa de menos, sin embargo, que  no se mencionen, como han hecho los teóricos de la ESM, los aspectos positivos, desde un punto de vista humano, que tiene un Mercado libre y de competencia al estimular una libertad responsable y la laboriosidad creativa, lo cual probablemente se explica por la gravedad de la crisis que estamos sufriendo y que en gran parte ha sido posible  gracias al mecanismo del Mercado.

La ESM en una economía globalizada.

En atención a los desafíos actuales de la globalización y de la crisis económica la Encíclica reconoce, aludiendo a la Populorum Progressio, que un modelo económico interesado por la justicia puede favorecer el desarrollo de los países pobres pero los principios tradicionales de la Ètica Social, como la transparencia, la honestidad y la responsabilidad deben ser complementados con el principio de la gratuidad y la lógica del don como expresión de fraternidad.

Esta aplicación del tema de la gratuidad, que, como hemos dicho, abre el capitulo que comentamos con su fundamentación teológica, podría plantear dificultades teóricas para el economista familiarizado con el mecanismo del Mercado. Pensamos, sin embargo, que refuerza la idea de la ESM en cuanto a la actuación redistributiva del Estado y, como veremos enseguida, de la Sociedad Civil, y tendría su traducción práctica en las diversas modalidades de los sistemas de protección social.

Sobre la función de la gratuidad en la economía globalizada, se insiste en el párrafo 37, que hemos dicho trata del tema de la globalización. Párrafo que, por cierto, comienza con una afirmación desafortunada, desde el punto de vista de la teoría económica vigente que demuestra que no se pueden separar, en contra de lo que insinúa la Encíclica, las fases de producción y distribución en una economía de mercado. Consideramos, sin embargo, un acierto que se reconozca la dificultad que tendría el funcionamiento de la ESM cuando la actividad económica no está limitada a territorios definidos, como ocurre en el mercado global, mientras las autoridades gubernativas siguen siendo nacionales.

La Encíclica propone que, en la situación referida, a las lógicas normales del mercado competitivo y de la acción política que, a través de algunas instituciones internacionales, puede enmarcar con más o menos precisión el entorno adecuado, se ha de añadir la lógica de la gratuidad que fomenta la solidaridad y la responsabilidad por la justicia y el bien común.

La forma de concretar esa lògica de la gratuidad se explica en el párrafo siguiente (38) en el que se hacen algunas referencias a la Encíclica “Centesimus Annus” (CA) que sí relaciona expresamente la gratuidad con la Seguridad Social (párrafos 34 y 35 de la CA).

La Sociedad Civil como complemento de la ESM

Benedicto XVI en su Encíclica, lo mismo que hizo Juan Pablo II en la CA, completa el modelo de la ESM añadiendo a las instituciones básicas de su estructura: Mercado y Estado, la Sociedad Civil (párrafos 38 y 39 de la “Caridad en la Verdad”). La Sociedad Civil se considera el ámbito más apropiado para una economía de la gratuidad y fraternidad sin excluir que deba estar también presente en otros ámbitos. La Encíclica afirma que de esta forma se consigue una verdadera democracia económica, lo cual no ocurriría si se dejara todo en manos del Estado porque la solidaridad implica que todos se sientan responsables de todo.

Siguiendo con el propósito de corregir las limitaciones  de la ESM y de facilitar su aplicación a los nuevos entornos, la Encíclica advierte (párrafo 39) que el binomio exclusivo Mercado-Estado corroe la sociabilidad y la economía solidaria que encuentra su mejor terreno en la Sociedad Civil, pues ni en el Mercado, cuya lógica es “dar para tener”, hay lugar para la gratuidad ni ésta la puede imponer el Estado con leyes, cuya lógica no va más allá del “dar por deber”.

Recordando que en la Rerum Novarum ya se insistió en la necesidad de la intervención redistributiva del Estado y en la Populorum Progressio se propuso un modelo de economía de mercado que incluyera a todos los pueblos, elementos definitorios de la ESM, aunque ninguna Encíclica use este término, la Caritas in veritate constata que en nuestros días los procesos de apertura de los mercados y sociedades no bastan para satisfacer las exigencias de una economía plenamente humana y por eso se necesita la apertura progresiva, en el contexto mundial, a formas de actividad económica con ciertos márgenes de gratuidad y comunión. El significado de esta propuesta se explica con más detenimiento en los dos párrafos siguientes (40 y 41) en los que se exponen distintos aspectos de la problemática empresarial moderna, considerando que el desarrollo de otros tipos de empresas que no se limiten a las privadas capitalistas, que predominan en el Mercado, ni a las públicas favorecerían el bien común nacional e internacional.

La incorporación de la Sociedad Civil como tercer elemento al binomio de la ESM: Mercado-Estado, para construir un modelo socioeconómico plenamente humano y adaptado a los nuevos tiempos nos parece que pretende descubrir el sentido profundo que debe tener para el cristiano la actividad económica pero cuando cuesta tanto ponerlo en práctica, como muestra la experiencia del país que dió origen y afirma seguir identificado con la filosofía de la ESM, por no hablar de las incongruencias de la UE, resulta inevitable preguntarse si en estos momentos de crisis sistémica no sería más oportuno insistir en los aspectos positivos de la ESM y en la vigencia de sus reglas, aunque para los cristianos que quieran ser coherentes con su fe en el ejercicio de la actividad económica haya claridad sobre las limitaciones de un modelo perfeccionable.

En este sentido nos parece oportuno referir las matizaciones que sobre la función del Estado en el funcionamiento de la economía, y totalmente de acuerdo con el modelo tradicional de la ESM, se hacen en el párrafo 41 al hablar del significado polivalente de la actuación del Estado en la economía. Una vez más se reconoce explícitamente el papel imprescindible de la autoridad política en una Economía de Mercado. Para mostrar que no se confia todo el resultado de la gestión económica al proceder ético de los agentes individuales se afirma que en un proyecto de ayuda internacional inspirado en la solidaridad son muy importantes los sistemas constitucionales, jurídicos y administrativos de los países que todavía no han conseguido consolidarlos. Por eso las ayudas económicas han de ir acompañadas de medidas que refuercen el Estado de derecho, sin buscar uniformidad y reconociendo el papel que pueden jugar instancias no estatales de carácter cultural, social, territorial y religioso.

Con estas consideraciones se orienta la apertura del sistema, que se ha venido describiendo, a la globalización económica, que es el tema del párrafo que concluye el capítulo tercero y que no comentamos por no referirse expresamente a nuestro tema.

Eugenio M. Recio

Colaborador del CEES
Profesor honorario de ESADE (URL)


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