«La sociedad flotante», article de Fèlix Riera

30 de març de 2016

publicat per Secretaria

El drama de los refugiados sirios hace asomar los peores fantasmas de Europa. Nos hace habitar esa Europa hecha a trozos de prejuicios, miedos y cálculos económicos para evitar un compromiso duradero con la denominada crisis de los refugiados. Nuestra sociedad flotante, léase aquella que se halla suspendida sobre la realidad al haber apostado por vivir una comunicación social en la red, moverse en comunidades cerradas satisfechas o viajar a todas partes pero sin destino, observa la tragedia de los refugiados y hoy nos enfrentamos a los atentados terroristas de Bruselas como una abstracción que se escapa a su capacidad de entendimiento. La Europa satisfecha de sus logros sociales, políticos, tecnológicos y económicos se ve amenazada por el factor humano atrapado por los rostros de los refugiados. Ese factor que nos obliga a preguntarnos hasta cuánto tiempo resistiremos en esas zonas aéreas donde nada de lo terrestre nos alcanza.

La crisis de los refugiados sirios y los atentados terroristas han desatado las huestes de microfascismos orientados a definir Europa entre los que la defienden, los halcones, y las palomas, aquellos que dudan qué hacer. En Alemania, el ascenso de Alternativa para Alemania, con su euroescepticismo y su postura contraria a la inmigración, le ha permitido ganar posiciones electorales, y se ha convertido en la segunda fuerza política en Sajonia-Anhalt. Mientras la sociedad flotante observa desde su atalaya la tragedia en imágenes y se escandaliza del drama humano, los fuertes avanzan en su proyecto de fronteras y alambre de espino.

La Europa de la responsabilidad, asolada por los vientos de ira de la extrema derecha, se ve desbordada al no poder compatibilizar seguridad y libertad. La tentación de asociar refugiados y terrorismo es la victoria de los que buscan transformar la seguridad legítima por una seguridad de barbarie.

La sociedad flotante europea, que ha perdido gran parte de los valores colectivos que la anclaban a la realidad, una vez más parece elegir seguir alejándose de la realidad. Si la tragedia de los refugiados no nos permite bajar al suelo, tal vez debería hacerlo el hecho de no permitir dejar en manos de los halcones el futuro político de Europa.

Fèlix Riera


Publicat a la Vanguardia el 29.03.16

 


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