La digitalización y el futuro de la cultura humana

25 d'abril de 2018

publicat per Secretaria

LA DIGITALIZACIÓN Y EL FUTURO DE LA CULTURA HUMANA

Eugenio M. Recio

Profesor honorario de ESADE y Colaborador del CEES

 

1.- Necesidad de prestar más atención a los cambios que provoca la Digitalización en el entorno cultural.

Los medios de comunicación están continuamente informándonos de los cambios que las nuevas tecnologías digitales pueden ocasionar en múltiples actividades, que hasta ahora parecían exclusivas de la acción humana. Mucha menos atención se presta a los cambios que pueden provocar en el entorno cultural, que pueden ser importantes y, por su complejidad, se prestan a muy variadas interpretaciones. Nos parece por eso que vale la pena dedicarles una reflexión objetiva y realista.

Como sobre el concepto de Digitalización hay bastante imprecisión y múltiples acepciones[1] vamos a trabajar con el que mejor puede ayudarnos al desarrollo de nuestro tema. Entendiendo el concepto de Digitalización como síntesis de las tecnologías digitales, debemos distinguir los procesos de Digitalización,primero en sentido estricto y después en un sentido más amplio[2].

 

En la primera acepción se entiende por Digitalización la transformación de las varias formas de comunicación humana en datos elaborados con los medios electrónicos, es decir, mediante los instrumentos de Internet. La elaboración y la transmisión de esos datos en palabras e imágenes, que los devuelvan a la atención humana es la fase amplia que caracteriza a la Digitalización y se instrumentaliza por medio de sensores, con la combinación de  algoritmos y actuando con la ayuda de robots.

2.- Cambios significativos que provoca la Digitalización en el entorno cultural.

Una de las manifestaciones más claras de ese nuevo fenómeno de la Digitalización tiene lugar en la nueva reestructuración de las relaciones de individuos y grupos mediante la superación de los espacios: un Email no es sólo una carta sin papel sino algo que se aproxima al lenguaje oral, cambiando las estructuras de relación al eliminar el componente espacial mediante la utilización de las redes sociales. La interconexión a través de los datos conduce a procesos sociales ágiles que indiscutiblemente implican procesos de cambio.

Otro aspecto de la conexión digital es su contribución a la comunicación integradora de regiones casi olvidadas hasta ahora como ocurre, por ejemplo, en la relación con el continente africano.

Otros cambios más complejos provoca la Digitalización en diversas actividades como en la producción de bienes físicos o de servicios financieros e incluso en la técnica medicinal en la que las evidencias proporcionadas por los datos permiten crear robots que trabajen con cierta autonomía.

En el proceso productivo ha tenido lugar la aparición de la llamada “industria 4.0” que nació en Alemania Esta industria se caracteriza por la interrelación que se consigue en las distintas fases de la producción mediante el llamado “Internet de las cosas” (IoT), que permite realizar complejos procesos de producción de forma totalmente automática. Se considera también que es “la cuarta revolución industrial” por modificarse de manera decisiva la forma de producir bienes[3]

En la “Economía financiera”  con el empleo de algoritmos la Digitalización puede eliminar los intermediarios humanos en la cadena de decisión. Y en la “Técnica medicinal” se ha pasado del saber de los médicos a las evidencias proporcionadas por los datos y de las operaciones quirúrgicas clásicas a los robots que trabajan con mayor o menor autonomía.

¿Suponen estos cambios una nueva forma de entender el mundo y la cultura en que se desarrolla el ser humano? Los expertos en estas materias[4] aconsejan lo mismo evitar euforias excesivas en cuanto a las posibilidades de Big Data, de la Inteligencia Artificial (IA), del Internet de las cosas (IoT) y de las técnicas del Blockchain, que el menosprecio sobre la transformación digital, recurriendo a concepciones simplistas del ser humano. Estas técnicas crean nuevas posibilidades pero no pueden ni deben llevar a que el ser humano, renunciando a la propia responsabilidad, supere los límites de su naturaleza.

3.- Algunos criterios para garantizar la dignidad humana en una cultura nueva que no perturbe el desarrollo digital

La realidad de la Digitalización debe conducir a un nuevo proceso de la civilización. Las máquinas deben seguir siendo máquinas y los seres humanos seguirán también siendo seres humanos con sus propias características de libertad, responsabilidad y pluralidad de acciones. La práctica de una Política de Ordenamiento económico-social ha de ser un eficaz instrumento para  hacer frente a los desafíos de la Digitalización.Así lo propone el Ministerio federal de Economía y Energía de Alemania (BMWI) en una publicación del 2017 titulada “Configurar el cambio digital”[5] en la que se mencionan además 8 folletos en los que se trata de la formación digital, de las oportunidades del futuro digital y de estrategias digitales para la economía y la sociedad.

La variedad de pronósticos sobre lo que puede ocurrir en el Mercado de trabajo exige tener claro el principio de que la dignidad  del ser humano supone responsabilizarse por la propia vida individual y familiar y por eso no se puede pensar en una nueva cultura en la que desaparezca el trabajo y se garantice a los ciudadanos una renta básica, imponiendo impuestos a los robots.

Ante el monopolio de la acumulación de datos la Política de Ordenamiento debe velar con un “Derecho de Competencia”, que evite los abusos en una Economía digital, para que el libre intercambio se mantenga como paradigma de las relaciones económico-sociales, tomando en consideración las particularidades económicas de los mercados digitales y sin excluir la posibilidad de la existencia de una “Economía colaborativa” que contribuya también a la creación de valor[6]

La red social no puede considerarse como un espacio libre de derechos y la conexión global, que de ella se deriva, obliga a tener claro que el respeto a los derechos en la red global no puede ser el mismo en todas partes puesto que no son reconocidos los mismos derechos en cualquier parte del mundo.

Sería absurdo permitir que la Digitalización pusiera en peligro los principios fundamentales de la cultura humana, por eso en las cuestiones prácticas de la Política de Digitalización el respeto a la dignidad humana debe ser una brújula orientativa, que permita  configurar el mundo digital sin frenar su saludable evolución.

En ese respeto a la dignidad humana, hay que tener en cuenta, finalmente, que las distintas interpretaciones de privacidad y publicidad pueden afectar la dignidad personal. Big Data y la Inteligencia Artificial, por ejemplo, pueden crear nuevas posibilidades de renunciar a la responsabilidad propia y por eso hay que prevenirse ante ellas para no caer en una cultura que intente  superar los límites del ser humano.



[1]En la colaboración publicada en esta misma web con el título “La Digitalización y la Economía Social de Mercado” se habla de este tema en la pág.2. Desde un punto de vista económico se ha expuesto también la problemática de la definición de “Digitalización” en el trabajo publicado en el INFORME ECONÓMICO Y FINANCIERO DE ESADE en el primer semestre del 2017 con el título “INTEGRACIÓN DE LA ECONOMÍA DIGITAL EN EL SISTEMA ECONÓMICO CLÁSICO” pág.59

[2] J.Fetzxer, “Menschenwürde als Leitmotiv der Digitalisierung” (La dignidad humana como Leitmotiv de la Digitalización) KAS, Analysen und Argumente, noviembre 2017 págs.2 y 3

[3]Este tema ha sido desarrollado más extensamente en “Big Data nuevo instrumento de gestión empresarial” publicado en EL ECONOMISTA, 23 noviembre 2016

[4]  En el trabajo mencionado en nota 2, pág.. 1 y 2

 

 

 

 

[5] file:///E:/BMWi%20-%20Den%20digitalen%20Wandel%20gestalten.htm

[6] Sobre las consecuencias que puede tener la Digitalización en el funcionamiento macroeconómico vigente en la UE  he publicado en el INFORME ECONÓMICO Y FINAICERO de ESADE un trabajo titulado “Integración de la Economía digital en el sistema económico clásico” 1er semestre 2017 págs. 58-63

 

 

 

 


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